14 de octubre de 2013

Cecilia [mil]

Quiero escribir poesía como Daiana Henderson.
Me pregunto si hay que fumar para poder hacerlo.
Tener una cabellera frondosa.
Estoy sola en el departamento y pienso
en empezar a fumar
en comprar una botella de Coca Zero
en hacer la dieta de la manzana.
Me pregunto si alguien me va a controlar.
Si sería mejor poeta si estuviera borracha.
Qué pasa con los animales de las veterinarias durante los fines de semana largos.
Hago muñecos de crochet con mucho pelo.
Los peino.
Quiero fumar pero no sé qué se siente hacerlo.
No me voy a poner un corpiño, así que no voy a comprar Coca Zero.
Me llama mi jefe.
Tengo un asado y no quiero.
Quiero manzanas y estar sola.
Quiero tener la llave de todas las veterinarias
hoy, que es feriado,
e ir a darles de comer a ellos.

3 de enero de 2013

S

"Tomé dos vasos de leche, comí un conito de dulce de leche y un sándwich de queso. Tengo que recuperar todos los kilos que perdí."

25 de noviembre de 2012

Letras escarlata

i
mi primer novio era igual al papá de mafalda.
En algún momento pensé en regalarle una remera
que dijera:
las plantas
el citroen
y mi vieja.

ii
will smith le dice a rosario dawson
en hombres de negro 2
"¿alguna vez te diste cuenta de que
cuando estás triste
se nubla,
y cuando estás contenta,
sale el sol?"
se explica porque ella es un alien que tiene poder sobre el clima y las cosas que pasan
no se explica por qué me siento identificada.

iii
en algún momento pensé que era meritorio
dibujar mujeres a las que mis amigos quieran invitar a salir.
después me empecé a obsesionar con ese feedback.
después las empecé a dibujar desnudas.

iv
lo que más me molesta de que me dejen
es que tomen decisiones por mí.

v
a mi segundo no-novio lo traté como si fuera mi marido
(en los primeros años de matrimonio)
durante mi no-período de conquista.
no funcionó.

vi
el siguiente tenía 20 años

vii
tuve un amor de verano
que se violentaba en la intimidad

viii
no tengo liquid paper
para el papel o para eso.

ix
las tardes de verano en carlos paz son hermosas
con sol
plantas
y las discusiones familiares de los vecinos del barrio.

x
creo que la casa de al lado tiene una maldición.

xi
mis dibujos están vestidos ahora.
ninguno sonríe.
todos tienen bicicletas.

xii
cinco cortes prolijos
paralelos
en la piel

xiii
las bicicletas de mis dibujos sirven
para que, cuando todo empiece a trastabillar,
mis personajes puedan subirse
y desaparecer.

11 de noviembre de 2012

Los luchadores

Estoy segura de que es distinto todas las veces, pero para mí, la primera fue así:

17 años de caminar a tientas por un bosque de árboles de copa pesada, de las que dificultan el paso de la luz del cielo. Al final de un camino no trazado, una casa preciosa, de esas que dibujás toda la infancia y con la que soñás en silencio el resto de tu vida. Blanca, de techo rojo. Con aberturas de madera trabajada. Cortinas color hueso, macetas con flores en todos los balcones. Deshabitada.

En cada habitación, una versión de mí de distintas edades. Iba desde los 12 hasta los 30.
Hasta los 30 tuve que esperar.

Algunas versiones mías estaban más gorditas, otras eran demasiado flacas. Con tatuaje, sin tatuaje. Con y sin flequillo. A veces con remeras de otras bandas. A veces contenta, a veces con una tristeza imposible de despegar de la mirada. Siempre esperando.

A todas ellas quise abrazar, y no me molestó para nada decirles al oído: Es todo lo grandioso que esperás que sea, y quizás más.

16 de julio de 2012

Un día me desperté y era una canción completa.
Esa mañana se me escaparon algunas corcheas por el resumidero,
y más tarde dejé semifusas adheridas al boleto del colectivo.
Algunas notas se mezclaron con los ruidos de la ciudad
y a veces no sabía si era yo la que sonaba
o la melodía de otra persona que se ejecutaba cerca de mí.
Las teclas de un piano vecino se apoderaron de algunos de mis coros al mediodía.
Mi estribillo tuvo que elegir entre quedarse conmigo
o unirse a una banda de jazz callejera.
La tarde monótona se empalagó con un loop corto pero insistente.
A la noche, llegué a casa arrastrando un tono sombrío
que se olvidó de mí apenas se encendió la luz.
La cena estuvo marcada por el silencio.
Dormí en la oscuridad más tenebrosa.
Y al día siguiente era la canción número dos.

También hubo cosas lindas.
Como esa vez que me invitaste a almorzar.
Era sábado al mediodía.
Nos sentamos un rato en la escalera de tu edificio,
mirando a la gente pasar en bicicleta.
Nos adormecimos, estábamos sin hablar.
Después subimos al departamento apuradas.
Tu cocina abundaba en olor a calabaza.
El sol entraba con ganas por la ventana
y hacía formas simpáticas en la mesa
con la sombra de tus pinceles.

13 de junio de 2012

Pasos para escribir un cuento


  1. Caminar y descubrir quiénes son los personajes y qué les va a pasar. Dejar el final sin resolver. Tener el mejor comienzo.
  2. Escribir sin parar todo lo que pasa. Los personajes solos llegan a la resolución del conflicto por sus propios medios: el escritor.
  3. Dejar pasar un día. O dos. O dieciséis.
  4. Leer el cuento y odiarlo.
  5. Sacarle todo lo que sobra.
  6. Dejar que los personajes se enojen mucho con uno.
  7. Soñar que se está perdido en un bosque de árboles de hoja perenne. Sentarse en medio del bosque a esperar que llegue el otoño para que las ramas desnudas dejen vislumbrar la silueta de la salida. Descubrir que eso no va a pasar nunca.
  8. Despertar sabiendo que el cuento nunca acaba. Que el bosque nunca se seca. Que uno le dio vida a gente que ahora va a decidir su propio camino.